El proyecto «Bootcamp Liceo Coders» ha concluido su travesía de 8 meses, marcando un hito en la capacitación de personas en riesgo de exclusión social y laboral.
Experiencia de formación:
Clara, directora del centro Liceo Quintiliano, comparte cómo enfrentaron el desafío de formar en programación a personas ajenas al sector. La superación de dificultades técnicas fue evidente, pero más allá de la programación, destaca los lazos emocionales tejidos durante el proceso. Para ella, la despedida al final de la formación fue, en muchos casos, dolorosa.
Sorpresa y autoestima:
Arantxa, encargada de habilidades blandas, revela la sorpresa ante la falta de autoestima en algunos participantes. Descubrió talentos no reconocidos, como habilidades para el trabajo en equipo, y observó transformaciones físicas y actitudinales impresionantes. La complejidad de las vidas de los participantes hizo que la experiencia fuera emocionante desde el principio.
Impacto personal de los formadores:
Ignacio, uno de los responsable de la formación, comparte cómo el proceso no solo enseñó a los participantes, sino que también permitió a los formadores profundizar en sus propios conocimientos. Destaca la pérdida del miedo por parte de los participantes a trabajar con la tecnología y cómo sus preguntas revelaron perspectivas frescas sobre el mundo tecnológico.
Conexión y contribución:
Susana, involucrada en la capacitación técnica, encuentra la experiencia gratificante tanto por la contribución al aprendizaje como por las muestras constantes de afecto por parte de los participantes. Destaca cómo personas sin base tecnológica previa alcanzaron niveles de dominio sorprendentes.
Reflexiones sobre la sociedad y la tecnología:
La falta de conocimiento sobre programación en la sociedad es señalada por varios formadores. Clara destaca la necesidad de que instituciones y empresas se actualicen sobre nuevos sectores laborales. Arantxa subraya que, aunque se reconoce la importancia de la programación, queda un largo camino por recorrer en términos de comprensión y valoración de la amplitud de conocimientos necesarios para ser programador.
Estas voces desde el Bootcamp Liceo Coders no solo ilustran una formación técnica, sino una experiencia integral de transformación. La autoestima recuperada, las barreras superadas y las perspectivas cambiadas son testimonios de que la programación no solo es una habilidad laboral, sino una herramienta de cambio de vida. Este proyecto no solo enseñó programación; construyó un puente hacia un futuro más brillante para aquellos que, de otra manera, podrían haber enfrentado la exclusión. La tecnología no solo es un medio, sino un catalizador de oportunidades y esperanza.
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